Es un enfoque que trabaja con parejas y familias que sufren una variedad de problemas de conducta

(trastornos del estado de ánimo y de la personalidad, abuso de alcohol y/u otras sustancias y enfermedades psicosomáticas) y se centra en el proceso, al ver a la familia como un ecosistema en el que, con el tiempo cada miembro afecta al bienestar psicológico de los demás.

Afirma que  la conducta conflictiva se mantiene por patrones de intercambio regidos por reglas, donde el síntoma es el que mantiene el equilibrio familiar.

La finalidad de la terapia sistémica es crear un ambiente en el que investigar e indagar en los sistemas de creencias familiares, proporcionando nuevas representaciones de los problemas de la familia (mapas cognitivos**) y facilitando el cambio. Se trabaja con los problemas a través de los miembros de la familia o pareja ayudándoles a desarrollar la empatía entre ellos para fomentar el entendimiento y apreciación de las necesidades del otro. Se emplean las fortalezas de la familia o pareja y, por último se efectúan cambios beneficiosos y apropiados para sus vidas y sus relaciones.