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Humana – Centro de psicoterapia en trauma y duelo

Surge en el 2004 como una profunda necesidad de adentrarme de lleno en la psicoterapia desde una perspectiva individual centrada en el cliente. Yo venía de un trabajo apasionante como psicóloga en intervención social, en concreto con mujeres en riesgo de exclusión (prostitución, minorías étnicas, inmigración). Esto incluía obviamente a sus familias y su entorno, sus culturas y creencias. Cerrada esta etapa inolvidable de gran aprendizaje comenzaba una nueva andadura que se mantiene hasta hoy en día.

Van allá 19 años en total. Continuo aprendiendo de mis pacientes y con ellos, he continuado formándome constantemente porque la psicología y la neurociencia avanzan a pasos agigantados gracias a entregados y brillantes investigadores, mujeres y hombres que avalan la eficacia, el rigor y la ética en nuestra profesión.

Me considero una psicóloga vocacional con compromiso social.

Eso me empuja a superarme en mi trabajo teniendo en cuenta por encima de todo el respeto, la empatía y la escucha activa  con el paciente. Son muchas las personas que padecen sufrimiento en diferentes grados, a veces terrible, debido a múltiples causas fruto de las experiencias que surgen a lo largo de nuestra existencia, esos recuerdos no procesados que contienen sensaciones, emociones y creencias negativas; causas típicas como enfermedades y sus consecuencias biopsicosociales, conflictos familiares, laborales, pérdida de seres queridos, dependencias emocionales, inadecuada gestión de las emociones, fracasos, etc.; causas de alta repercusión en el psiquismo de la persona, como maltrato emocional, físico y/o sexual, accidentes graves y otros eventos traumáticos de alto impacto.

La buena noticia de esto es que el sufrimiento se puede superar, utilizando distintos procedimientos, esos recuerdos o eventos traumáticos se pueden llegar a procesar, es decir, lo que es útil se aprende, lo que no se descarta y el recuerdo se almacena de manera que ya no resulta perjudicial. La persona se convierte así en la propia gestora resolutiva de sus pensamientos, emociones y acciones desde un lugar seguro utilizando sus fortalezas.

Tal y como yo lo veo no existen las terapias milagro, las experiencias perturbadoras dejan un impacto que vapulea todo el organismo. No basta con dedicarle una, dos o tres sesiones. La vivencia tiene la suficiente importancia como para seguir infectando la herida ya de por sí profunda. Me gusta utilizar esta metáfora de la medicina porque al fin y al cabo un trauma psíquico es una herida emocional. Cuando se trata experiencias dolorosas con un impacto menor tampoco conviene dormirse en los laureles si no somos capaces de solucionarlo por nosotros mismos. Esto agravaría las consecuencias de tal experiencia no procesada adecuadamente.

Quiero recalcar que la experiencia nos dice que la medicación psiquiátrica por sí sola NO es suficiente en la gran mayoría de los casos sin el trabajo psicoterapéutico. Los seres humanos somos un todo más grande que la suma de las partes que lo componen (cognitivo, emocional y sensorial). Sin embargo muchos conflictos o experiencias traumáticas sí pueden tratarse sin medicación. La psicoterapia ha avanzado cualitativamente en los últimos 30 años en la práctica clínica e investigación al respecto proporcionando al psicoterapeuta formado el importante lugar que le corresponde en el campo de la salud mental.

“Algún día encontraremos lo que estamos buscando
Quizás no – Quizás encontremos algo mucho mejor”

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