La palabra trauma deriva del griego y significa herida.
La herida traumática se produce cuando una persona se abruma por un acontecimiento, series de acontecimientos, o un conjunto de condiciones duraderas que son subjetivamente percibidas como una amenaza para la vida, dejando al individuo sintiéndose abrumado, indefenso y fuera de control. Esta percepción de amenaza, ocurre de manera instintiva a través de las sensaciones físicas e impulsos así como de la evaluación cognitiva.
La amenaza percibida puede asociarse con un acontecimiento grave (cirugía, violación, abusos, accidentes, desastres naturales, guerras, etc.) o con una situación crónica en la cual la persona se abruma, tal como abusos físicos o sexuales recurrentes de parte de un miembro de la familia.
La reacción natural cuando uno es amenazado es intentar escapar de la amenaza o defenderse contra ella, pero desafortunadamente, respuestas de supervivencia como estas suelen no estar disponibles para las personas supervivientes de trauma, estas respuestas se encuentran inhibidas. (Ogden, 2007)
“La vida de algunas personas parece fluir como en una narración; la mía ha tenido varias paradas y arranques. Esto es lo que hace el trauma. Interrumpe la trama…Simplemente sucede y la vida sigue. Nadie te prepara para ello. (Jessica Stern, Denial: A memoir of terror)”
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